Normal: Tod@s llegamos a tener esa inquietud por querer expresarnos; a través de sentimientos, ideas, pensamientos, vivencias o alguna forma de representación artística. Pero a su vez, nos sentimos indign@s. Al querer ofrecerle al mundo algo de valor, dudamos de nuestro talento. Normal y natural.
¿Por qué nos sentimos así? Es difícil explicar nuestra irracionalidad. Una de las características más sorprendentes de nuestra mente es lo poco que la entendemos. Aunque en ella habitamos, rara vez logramos dar sentido a al menos una fracción de lo que somos.
Algo que aprendí de esta conversación con Sofía Aspe es que esta inseguridad permanece aún cuando tu trabajo ya está validado. Aún cuando has encontrado ya el éxito y el reconocimiento. Y a eso se le llama el inescapable pero conquistable síndrome del impostor.
¿Cómo escapamos de ese paralizante sentimiento? ¿Cómo damos paso a la confianza?
Una forma es con "la inesperada virtud de la ignorancia" o lo que es lo mismo, el arriesgado y mal interpretado #YOLO. Ese puede ser un buen atajo para algunos, sin duda. Pero en realidad, escapar plena y satisfactoriamente de ese sentimiento de duda nos lleva irremediablemente a preguntarnos una de las más difíciles preguntas jamás planteadas:
“¿Quien soy?”
"Lo más difícil en esta vida es conocerte a ti mismo" - Tales de Mileto (~500 AdC)
Esta es una de las preguntas perennes que todas las culturas a través de los siglos han tratado de contestar. Y esto no es un intento por descifrar este inmortal acertijo existencial, sino más bien, de la oportunidad que ofrece el tan solo embarcarte en la aventura de cuestionarse. Y es que es en el proceso de autoconocimiento donde redescubres la necesidad de la creatividad.
“Art is not a luxury, but actually sustenance. Turns out, we very much need it.”
“Human creativity is nature manifested in us.”
“Humanity: First, we survive. And then we have to thrive. And to thrive, we have to express ourselves… Well, here’s the rub: we have to know ourselves first.”
-Ethan Hawke
Enfrentándonos a la titánica tarea de conocernos a nosotros mismos hemos visto surgir a la meditación como una poderosa herramienta para indagar en nuestro interior. Yo opino que la creatividad es precisamente una forma de meditación. Meditar, a mi entender, es el esfuerzo de unir concentración y consciencia (mente y espíritu, if you will) para extraer toda voz interna y aislarnos del mundo, del pasado, y el futuro; manteniendo únicamente el momento presente. Y eso sucede cuando se es creativo ¿o no? ¡Poner en práctica la creatividad es poner en práctica el Mindfulness!
No encuentro mejor manera de ilustrar este punto que citando a Alan Watts, una de las mentes más bonitas del siglo XX:
“Now is the creative point of life.”
Es necesario regresar al síndrome del impostor para enfatizar lo difícil que resulta este ciclo. En cualquier momento nos podemos ver sacudidos por el freno de mano que representan el miedo, la inseguridad, la desconfianza y el ego. Ni Alan Watts ni Ram Dass habrán evitado encontrarse dudando a cierto punto de su talento, de conocerse, de su relevancia, etc. ¿Cómo enfrentarse entonces a ese cúmulo de emociones que llamamos síndrome del impostor?
Primero, rescato el siguiente consejo de Sofía Aspe:
"(i) Recuerda que esto que quieres hacer es, primero que nada, para ti y por ti. Y si lo gozas, ya ganaste. (ii) Compárate únicamente contra ti mismo y observa y valora tu crecimiento. (iii) Celebra tus victorias, por más pequeñas que sean. Por último, (iv) pide consejo únicamente a personas que entiendan de cerca tu camino.
Segundo, regreso a Ethan Hawke:
“Ask yourself, what do you love? And if you get close to what you love, ‘who you are’ is revealed to you, and it expands!”
Y tercero; me he puesto a pensar sobre este popular #ShowerThought que me he topado en plataformas de opinión y upvoting como Twitter, Reddit, Quora, Pinterest...
"En tus veinte te preocupas por lo que los demás piensan de ti. En tus treinta, te esfuerzas en dejar claro que no te importa lo que los demás piensan de ti. En tus cuarenta, te das cuenta de que en realidad nadie estaba pensando en ti para empezar.”
Esta "regla de dedo" me resuena con algo de verdad. No importa lo que los demás piensen y de entrada, ni siquiera están pensando en ti, ¿no? Aún así, me parece más acertado pensar que, en efecto, el mundo no se preocupa por ti personalmente, sino más bien si ponen atención a cómo los haces sentir. Y es aquí donde entra en juego la creatividad. Crea y genera algo bueno y positivo, y eso se te regresará. “You reap what you sow” – cosechas lo que siembras.
Encuentro consuelo y emoción en creer que acompañar tu creatividad con buena vibra, ganas, actitud positiva y de echarse siempre para adelante, se te regresará. Llámale mística, energías, destino... o lo que sea; yo simplemente creo que es condición inherente naturaleza humana: "oye, escúchame; que yo te escuchó a ti". Es en ese intercambio dónde crecemos, sanamos y creamos comunidad.
En conclusión, me encuentro convencido de que la creatividad se puede manifestar en todo lo que hagas. Creatividad es liderazgo. Creatividad es solucionar problemas. Creatividad es crear, ayudar, mejorar, y compartir. Creatividad es sanar.
En conocerte a ti mismo encontrarás la confianza y la necesidad insaciable de expresarte y ser creativo. Al hacerlo, generarás algo bueno en alguien. Sin importar lo efímero que esto sea, en el acumulado del tiempo y la acción, te regresará.